Para esta franja de edad, la primera recomendación es el Creativity Battle, un juego muy creativo que es ideal para pasar un rato divertido con familia o amigos.

El juego parte de un ejercicio típico en universidades y workshops relacionados con el diseño. Se trata de dibujar, a partir de una imagen igual para todos, lo que a nosotros nos sugiere. Por ejemplo, un limón, ¿en qué lo convertiríais? Podría ser un pájaro... ¡pero cuidado! Cuanto más original sea más posibilidades de ganar. Es un juego fantástico para potenciar la imaginación y aprender a pensar diferente.

     

La segunda propuesta es una apuesta por unos juegos que son un clásico entre los clásicos: el yenga, el dominó y el mikado. Son tan conocidos que pueden jugar con los abuelos y no hace falta ni explicar cómo funcionan. Todo el mundo los conoce, sabe jugar y te permiten pasar un buen rato. Además, el formato es pequeñito, por lo que son ideales para llevar arriba y abajo.

     

La tercera sugerencia son algunos de los puzzles más emblemáticos de Londji: Discover The Planets, Discover The World y Discover The Dinosaurs. A nosotras nos encantan porque todos tienen alguna particularidad, ofrecen algo más una vez el puzle está montado: el discover the planets, cuya ilustración es nuestro sistema solar, brilla en la oscuridad y lleva los nombres de los planetas escritos en inglés; el discover the world incluye 34 fichas con monumentos emblemáticos, animales autóctonos, etc., que debes buscar y situar en el mapa; y por último, el discover the dinosaurs viene con dos lupas que, cuando las pasas por encima del puzle no ves lo mismo: ¡con una ves los dinosaurios en su hábitat natural y con la otra ves sus esqueletos en el museo!

     

Para terminar esta franja de edad os propongo el cuento Motxilles, magníficamente ilustrado y con una historia que comienza cuando la protagonista percibe que en la escuela no la tratan con el cariño deseado y no quieren jugar con ella, le roban el desayuno... Se siente triste, avergonzada y teme explicar qué le pasa.

    

La narración está planteada de tal modo que te permite trabajar el acoso escolar desde tres puntos de vista esenciales: el de la persona acosada, el de los acosadores y el de los sujetos pasivos que observan pero no actúan. Además, es un recurso excelente para tomar conciencia de las mochilas que todos cargamos, de la importancia de soltar lo que pesa. Es un cuento que ofrece la oportunidad de trabajar con las criaturas las emociones y su gestión, la empatía o los recursos personales.

Seguimos...

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